El
principio más distintivo y universal anarquista es el principio de coherencia
entre medios y fines: la emancipación humana no puede ser alcanzada por medios
autoritarios. Sin embargo, el mismo principio podría ser leído en dirección
opuesta, aunque esto se hace con menos frecuencia: nuestros fines no han de
estar desconectados de nuestra acción; nuestros ideales no han de ser tan
sublimes como para no hacer diferencia en lo que hacemos aquí y ahora. El
anarquista cuyos actos y palabras han ilustrado mejor ambos lados de este
principio — el "idealista" y el "pragmático" — es Errico
Malatesta.
Malatesta nació el 4 de Diciembre de 1853 en
Santa María Capua Vetere. El sur de Italia estaba entonces aún gobernado por
los Borbones, cuya caída presenció Malatesta cuando niño. Cuando era un joven
estudiante en Nápoles, adhirió al republicanismo, al partido de la revolución
en el Risorgimento italiano. Sin embargo, bajo la impresión de la Comuna
de París en 1871 se volcó al socialismo, el naciente evangelio de la redención
social, que, en Italia, nació anarquista. Al año siguiente Malatesta tuvo su
primer encuentro con Bakunin en el congreso de St. Imier, donde la fundación de
la Internacional federalista marcó el nacimiento del movimiento anarquista. En
las siguientes seis décadas el nombre de Malatesta estaría ligado a la historia
de ese movimiento. Vivió la mayor parte de su vida adulta en el extranjero como
exiliado y como obrero, en países de fuerte migración italiana y presencia
anarquista: Francia, Bélgica, Suiza, y Egipto en 1878—1882; Argentina en
1885—1889; los Estados Unidos en 1899—1900; e Inglaterra, más específicamente
en Londres, en 1889—1897, 1900—1913, y 1914—1919. Pero por medio siglo fue
protagonista de todos los inicios de lucha social en Italia: el alzamiento de
Benevento de 1877, una de las primeras instancias de propaganda por el hecho y
uno de los eventos más famosos y simbólicos en la historia del movimiento
anarquista; las revueltas del pan de 1898, que le llevaron a la cárcel y luego
a residencia forzada, de la que escapó en 1899; la Semana Roja insurreccional
en 1914, cuando las regiones Romaña y Marcas permanecieron por días en manos de
anarquistas, republicanos, y socialistas; y el bienio rojo de 1919—1920, cuando
la ocupación de fábricas pareció llevar a Italia al borde de la revolución.
Malatesta murió en Roma el 22 de Julio de 1932, bajo el talón del régimen
fascista, en un estado de arresto domiciliario no declarado.
Así fue Malatesta retratado por su compañero de
exilio en Londres Pedro Kropotkin a comienzos del siglo veinte: "Malatesta
era un estudiante de medicina, que hubo abandonado la profesión médica y
también su fortuna por el bien de la revolución; lleno de fuego e inteligencia,
un idealista puro, que en toda su vida — y ahora se está acercando a la edad de
cincuenta— nunca ha pensado si tendrá un pedazo de pan para su cena y una cama
por la noche. Sin siquiera más que un cuarto que él denominaría suyo, vendía
sorbete en las calles de Londres para tener para vivir, y por la tarde escribía
brillantes artículos para los diarios italianos. Preso en Francia, liberado,
expulsado, vuelto a ser condenado en Italia, confinado a una isla, escapa, y de
nuevo en Italia disfrazado; siempre en el candor de la lucha, ya sea en Italia
o donde sea, — ha perseverado en esta vida por treinta años sucesivos. Y cuando
lo encontramos nuevamente, liberado de una prisión o escapado de una isla, le
hallamos tal como lo vimos la última vez; siempre renovando la lucha, con el
mismo amor por la humanidad, la misma ausencia de odio hacia sus adversarios y
carceleros, la misma sonrisa de corazón para un amigo, la misma caricia para un
niño."
Malatesta contribuyó por igual al movimiento
anarquista con su acción y con su pensamiento, que no concebía separados. Sus
panfletos Fra Contadini (Entre Campesinos), L'Anarchia (La
Anarquía), y Al Caffè (En el Café) están entre los más grandes
"best-sellers" anarquistas de todos los tiempos, con incontables
reimpresiones y traducciones. Sin embargo, su pensamiento halló expresión sobre
todo en la miríada de artículos repartidos en la prensa anarquista alrededor
del mundo y en los numerosos periódicos que editó: las dos corridas de La
Questione Sociale, publicada en Florencia en 1883—1884 y en Buenos Aires en
1885; L'Associazione, que marcó el comienzo de su primer exilio en
Londres, en 1889—1890; L'Agitazione, publicada en Ancona en 1897—1898,
hasta que las revueltas del pan comenzaron; La Quiestione Sociale de
Paterson, editada en 1899—1900 mientras estuvo en Estados Unidos; La
Rivoluzione Sociale, apareció en Londres en 1902—1903, durante el segundo
exilio de Malatesta en Londres; Volontà, también publicado en Ancona, en
1913—1914, hasta la Semana Roja; el diario anarquista Umanità Nova, en
1920—1922; y Pensiero e Volontà, editado en Roma en 1924—1926, ya en
pleno advenimiento del fascismo. Algunos de estos están entre los periódicos
más significativos en la historia del pensamiento anarquista.
En su escritura, Malatesta posee la singular
habilidad de ser tanto profundo como claro. Esto se ilustra mejor en un
ejemplo. En el panfleto Anarquía, que reimprimimos en este volumen,
Malatesta define la anarquía en una sola frase: "La anarquía, en común con
el socialismo, tiene como base, como punto de partida, como ambiente esencial,
la igualdad de condiciones; tiene como faro la solidaridad y la libertad
es su método." En su referencia a los valores estándar de la
Revolución Francesa, égalité, fraternité, y liberté, la
definición podría parecer un cliché. Pero, tras su engañosa simplicidad,
expresa una concepción cabal y original del anarquismo, que descansa sobre el
rol asignado a cada uno de esos valores estándar. La igualdad de condiciones
significa la propiedad común de los medios de producción, pues no puede haber
igualdad de condiciones cuando una clase monopoliza los medios de producción.
Por ende, se está describiendo aquí a una sociedad socialista. Pero el
socialismo no es un punto final; es solo un punto de partida para un proceso
cuyo final está abierto. El faro de ese proceso es la solidaridad. Al asignarle
el asiento del chofer de la evolución social a un valor intencionalmente
perseguido, Malatesta está expresando una visión voluntarista, en contraste con
el énfasis marxista en el desarrollo de las fuerzas productivas. Y al asignarle
ese asiento a la solidaridad está rechazando el individualismo. Finalmente, al
abogar por la libertad como método, Malatesta está re-afirmando la iniciativa
libre en contraste con el socialismo autoritario. Malatesta está ofreciendo un
plan para la sociedad futura, mas su definición está fuertemente caracterizada
en términos de ese proceso: está describiendo una sociedad socialista abierta
experimentalista, pluralista.
Más aún, al definir la anarquía en términos de
un sentimiento y un método — la
solidaridad y la libertad — que los anarquistas ya practican aquí y ahora,
Malatesta está proponiendo la continuidad entre la sociedad presente y la
futura. Y ya que ese sentimiento y ese método son elecciones conscientes de
cada individuo, la de Malatesta es una visión gradualista de la anarquía:
mientras más personas abracen ese sentimiento y ese valor, más ampliamente será
realizada la anarquía. De hecho, inmediatamente después de la definición
anterior, Malatesta explica que la anarquía "no es la perfección, no es el
ideal absoluto que como el horizonte retrocede tan rápido como nos acercamos a
él; sino que es la vía abierta a todo progreso y a toda mejoría para el beneficio
de todos."
Vemos aquí cómo la coherencia entre fines y
medios funciona en ambos sentidos para Malatesta. Cuando los fines son tan
abstractos como para no tener lazo alguno con nuestros actos presentes, todos
pueden concordar con seguridad respecto a esos fines. En vez, Malatesta
escribe, "es el método el que por sobre todo distingue entre las partes y
determina su importancia histórica." Aparte del método, añade, "todos
hablan de querer el bienestar de la humanidad." Por lo tanto, "uno
debe considerar la anarquía por sobre todo como un método." El método
distintivo que los anarquistas tienen para ofrecer es el método de la libertad.
Malatesta introdujo explícitamente conceptos
como el gradualismo anarquista solo en sus últimos escritos. Sin embargo, sus
semillas pueden ser detectadas mucho antes. Una coherencia profunda impregna
toda la acción y pensamiento de Malatesta, a la vez que tanto acción como
pensamiento evolucionan bajo el impulso de la experiencia. Hemos apuntado a
capturar su coherencia y pragmatismo en esta colección, que difiere de otras
anteriores en muchos aspectos. Dado que las antologías de los escritos de
Malatesta, como la excelente Vida e Ideas de Vernon Richards, usualmente
tienen una estructura temática, tienden a ofrecer una imagen plana y algo
congelada de las ideas de Malatesta. En cambio, para un hombre que estuvo
activo en el movimiento anarquista por sesenta años, la dimensión temporal es
crucial.
Hemos
añadido esa dimensión perdida al darle a nuestra colección una estructura
cronológica. Nuestro propósito no es, o no es solamente, presentar “lo mejor”
de Malatesta, sino documentar su trayectoria completa. De este modo ilustramos
cómo se defendieron distintas tácticas en distintos momentos y se hace entender
mejor las ideas maduras al ponerlas en perspectiva. Esto involucra incluir
escritos tempranos, a los cuales el Malatesta tardío podría ya no haber
suscrito totalmente, y documentar no solamente los momentos “altos”, sino
también las fases de transición más oscuras, como los años 1894 y 1899, que
constituyen puntos de inflexión fundamentales en la teoría y tácticas de
Malatesta. Hemos apuntado además a representar el rango completo de escritos de
Malatesta, desde panfletos a largos artículos teóricos, hasta discusiones
ocasionales pero iluminadoras. Todos los escritos se presentan en su totalidad.
Un
criterio sobresaliente en la edición de los textos de Malatesta ha sido la
precisión de los documentos. Los artículos publicados originalmente en inglés
han sido reimpresos sin cambios, sin contar la corrección de errores
tipográficos obvios. De igual modo, cuando hemos usado traducciones previamente
publicadas de los artículos de Malatesta, las hemos comparado con las fuentes y
las hemos arreglado solo donde errores en la traducción u omisiones hacían que
el significado original fuese irrecuperable. De otro modo, nos hemos
restringido de hacer cambios en el estilo, aún cuando las traducciones se
hubiesen probablemente beneficiado.
El mayor
bien de esta colección es que es la primera en estar basada en las obras
completas de Malatesta, que están en proceso de ser publicadas y cuya partición
temporal se refleja cuidadosamente aquí. Tradicionalmente, las antologías se
basan en los periódicos finales, o más conocidos, o de mayor disponibilidad de
Malatesta. En vez de eso, hemos accedido a la producción completa de Malatesta
y hemos incluido artículos clave que nunca han aparecido antes en inglés o que
han sido olvidados por largo tiempo. Casi dos tercios de los setenta y ocho
textos incluidos aquí han sido por primera vez traducidos e impresos en inglés,
mientras el resto de los artículos nunca han sido reimpresos después de su
primera y única aparición en la prensa anarquista y socialista en lengua
inglesa del tiempo de Malatesta.
Nos gusta
pensar esta colección como una contribución para el establecimiento de la dignidad cultural de la tradición
anarquista, a la que a ratos los mismos anarquistas han inconscientemente
incurrido en restar importancia al mal-dirigir su iconoclasia a sus
predecesores. Aquella tradición tiene en Malatesta a uno de sus mejores
representantes, cuya claridad de pensamiento sigue siendo difícil de superar.
Davide Turcato
Traducción
al castellano: @rebeldealegre